Llegaron las cámaras digitales y fue una auténtica revolución en el mundo de la fotografía. Los píxeles sustituyeron a los carretes y la facilidad de manejo hizo que cualquiera pudiera hacer fotos en todo momento. Luego las cámaras analógicas de toda la vida se renovaron e incorporaron la nueva tecnología y se convirtieron en cámaras réflex y la gente empezó a comprar máquinas semiprofesionales como churros. Las digitales se hicieron entonces cada vez más pequeñas y transportables, con diseños de moda que atraían nuevamente al comprador más práctico. Hasta que la telefonía móvil, poco a poco, ha ido incorporando a los terminales cámaras con tanta resolución y calidad fotográfica que uno ya no necesita llevarse ni la digital ni la réflex a ningún lado para poder hacer fotos medianamente aceptables.
Por ello, con mi nuevo HTC Desire en el bolsillo y su cámara de 8 megapíxeles, inaguro este nuevo espacio en el que intentaré colgar una foto cada jornada, hecha con el teléfono por supuesto, para relatar y resumir, a modo de imagen, el día a día cotidiano.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Mala sangre!


Todas las mañanas hacemos el café en Casa Pepe. El miércoles le planté 5 euros en la barra y le pedí un décimo para el sorteo del 11/11/11. "No me quedan!" me dijo. Ayer me enteré que un premio de 1.000.000 de euros más medio kilo más repartido en otros tantos cupones cayeron ahí. Hoy lo he visto con mis propios ojos. Además un 8, mi número de la suerte, el de mi cumpleaños. Maldita suerte! Más cerca no la voy a tener pero más puta tampoco creo que pueda llegar a ser!